“La violencia contra las mujeres no es una lacra social, es una vulneración de los derechos humanos. Cuando salí de la casa de acogida, cuando estaba por fin a salvo del maltrato, seguía sin poder dormir. Porque sentía el terror silencioso de tantas mujeres que en esos momentos estarían viviendo lo que yo sufrí durante 11 años. Solo quise contar mi historia para ayudar a las mujeres invisibles a que rompieran el silencio y tuvieran la oportunidad de comenzar una vida feliz.”