Bárbara Bécares Castaño tiene 32 años pero sus ojos han visto mucho más que los de jóvenes que, por unas u otras circunstancias, no han salido de lo que se conoce como “zona de confort”. Ha sido voluntaria dentro y fuera de España. Su última acción se ha desarrollado en Serbia, colaborando con asociaciones que dan de comer a refugiados llegados de varios países asiáticos. Una experiencia que le ha ayudado a abrir más, si cabe, los ojos y a saber lo tremendamente difícil y duro que es conseguir llegar a Europa, si se consigue.