Hay personas a las que el tiempo parece no pasar por ellas. Su cerebro por más que envejezca está en plena forma. ¿Por qué sucede esto? Hay estudios recientes que revelan nuevos conocimientos sobre los mecanismos moleculares y celulares que podrían estar implicados en el proceso inevitable e irreversible del envejecimiento.
Profundizar en los mecanismos genéticos de la longevidad y su manifestación en los organismos (fenotipo) ha permitido poner el foco en los hábitos de vida (alimentación, ejercicio, actividad cognitiva, etc.) como factores clave que inclinan la balanza hacia un envejecimiento saludable o patológico.
El fenómeno que nos permite modificar nuestro destino genético es la epigenética. Los mecanismos epigenéticos se refieren al estudio de los cambios en la expresión de los genes que no están determinados por la secuencia de ADN en sí misma. Estos cambios pueden ser heredables de una célula a otra o de una generación a otra y son responsables de cómo se regula la actividad de los genes. A diferencia de las mutaciones genéticas, que son cambios en la secuencia de ADN, los cambios epigenéticos no alteran la secuencia de ADN, sino que modifican la forma en que se lee y se interpreta la información genética.
Los cambios epigenéticos también pueden ser heredados de padres a hijos
Estos cambios pueden ser inducidos por factores ambientales como la dieta, el estilo de vida, el estrés y la exposición a toxinas. Pueden tener efectos a largo plazo en la salud y el desarrollo, y se cree que están involucrados en una amplia gama de enfermedades, incluyendo el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y las enfermedades neurológicas.
Los principales tipos de modificaciones epigenéticas son la metilación del ADN, que implica la adición de grupos metilo a ciertos sitios en el ADN, y la modificación de las histonas, que son proteínas que se envuelven alrededor del ADN y lo regulan. Los cambios epigenéticos también pueden ser heredados de padres a hijos, lo que sugiere que la epigenética desempeña un papel importante en la transmisión de rasgos y características de una generación a otra.
Para llegar a ser un «super anciano», es decir, una persona mayor que vive una vida activa y saludable, hay varias cosas que se pueden hacer:
- Mantener una dieta saludable: una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras, proteínas magras y granos integrales, puede ayudar a prevenir enfermedades crónicas y mantener un peso saludable.
- Hacer ejercicio regularmente: puede ayudar a mantener una buena salud cardiovascular, fortalecer los músculos y mantener una buena salud mental.
- Dormir lo suficiente: es importante para mantener la salud mental y física.
- Evitar el estrés: este puede tener un impacto negativo en la salud mental y física, por lo que es importante tomar medidas para reducir el estrés.
- Mantener una vida social activa: puede ayudar a prevenir la soledad y el aislamiento, lo que puede tener un impacto negativo en la salud mental.
- Evitar el tabaco y el alcohol: fumar y beber en exceso pueden tener un impacto negativo en la salud, por lo que es importante evitarlos.
- Hacer chequeos de salud regulares: para detectar problemas de salud temprano y tratarlos antes de que empeoren.
Siguiendo estos consejos, se puede aumentar las posibilidades de llegar a ser un «super anciano». Sin embargo, es importante recordar que la genética y otros factores también pueden influir en la longevidad y la salud en la vejez.