Desde la pandemia, la salud mental se ha convertido en nuestra gran asignatura pendiente. Y es que nos preocupamos mucho por cómo estamos físicamente, pero olvidamos estar bien psicológicamente.
Simone Biles llegó a Tokio 2020 dispuesta a hacer historia. Y lo consiguió con creces, aunque por motivos diferentes a los esperados. Su retirada de todas las finales de gimnasia artística –excepto de la barra de equilibrio– y sus posteriores declaraciones en sus propias redes sociales y ante los medios de comunicación marcaron un antes y un después en la historia del deporte de élite. Un hito mucho más importante que volver a EE. UU. con las seis medallas de oro que el planeta entero esperaba que se colgara.
Biles, verbalizó ante todo el planeta que su salud mental no era la adecuada para enfrentarse a ejercicios con una dificultad tan enorme que se les llegó a bajar la puntuación para que otras gimnastas no corrieran peligro al intentar realizarlos.
Un gran ejemplo de actitud
Y se enfundó el chándal con aplomo, entereza y una gran sonrisa tanto para sus compañeras de equipo como para sus rivales. Más allá de su extraordinaria capacidad física, Biles es un ejemplo de actitud.
Gracias a ella, el mundo descubrió qué son los temibles twisties, un bloqueo mental que se traduce en la pérdida del sentido del espacio y la dimensión cuando la persona está girando en el aire. Esto produce un descontrol que puede resultar en giros o volteretas adicionales que no tenía programadas.
En algunos casos, a las gimnastas les es imposible terminar el ejercicio de forma segura, lo que puede provocar lesiones graves. Por ejemplo, Elena Mukhina, quedó tetrapléjica al romperse el cuello porque fue obligada a entrenar sin haberse recuperado de una rotura de la pierna. En otras ocasiones también puede suponer la muerte, como les sucedió a Julissa Gómez (18 años) o Melanie Coleman (20 años).
Simones Biles paró porque entendió que lo que se estaba jugando era mucho más importante que unas cuantas medallas.
Dar visibilidad a la salud mental para provocar un cambio en la sociedad
Sin embargo, no ha sido la única deportista de élite que ha alzado su voz para dar visibilidad a la salud mental. Naomi Osaka, la tenista japonesa ganadora de cuatro Grand Slam, se ha retirado de varias competiciones –entre ellas, el Roland Garros y Wimbledon– argumentando que necesitaba una pausa para hacer frente a la excesiva presión mediática a la que se veía sometida.
La exjugadora de la selección española de baloncesto Marta Xargay declaró después de los Juegos Olímpicos de Tokio –en los que no participó– que un psicólogo le diagnosticó bulimia y ortorexia. Esto, debido a su obsesión por cuidar la alimentación debido a las constantes presiones de Lucas Mondelo, el ahora ex seleccionador nacional, y sus descalificaciones relacionadas con este asunto.
Un estudio de 2018 de la Federación Internacional de Futbolistas Profesionales (FIFPro) realizado entre 826 jugadores reveló que el 38% de los futbolistas en activo y el 35% de los retirados se enfrentan a problemas de la depresión y ansiedad. El caso más extremo y trágico lo protagonizó el guardameta alemán Robert Enke en 2009 que, incapaz de soportar la presión del deporte de élite y la depresión en la que se veía inmerso, se suicidó.
Curar las lesiones psíquicas es importante
El hecho de que en los últimos tiempos se le esté dando más espacio en los medios de comunicación no quiere decir necesariamente que se trate de un fenómeno reciente. Sí que se está produciendo un esperanzador cambio de actitud en el mundo del deporte y en la sociedad en general. Está desapareciendo el estigma de reconocer que, además de las lesiones físicas, existen las «lesiones» psíquicas. Además, desde los equipos o federaciones se ponen en práctica iniciativas para prevenir problemas de salud mental en los deportistas.
Esto solamente puede tener consecuencias positivas. Cuantos más atletas hablen abiertamente del tema, más de sus seguidores se sentirán inspirados para buscar ayuda. O, como dijo el nadador con más medallas de la historia olímpica Michael Phelps –que también ha sufrido depresiones en su carrera– en un tweet, «buscar ayuda es una muestra de fortaleza, no de debilidad».