A sus 85 años, Kandy hace una media de seis viajes al año. Viaja con mochila y suele alojarse en albergues, se la conoce como ‘La abuelita mochilera’.
Cándida, natural de Valladolid, es una abogada que al jubilarse con 66 años cogió la mochila y se marchó a cumplir su sueño: dar la vuelta al mundo en solitario. Estuvo nueve meses seguidos completando una ruta que comenzó en Argentina y acabó en la India. Pero lejos de calmar su espíritu viajero, la vuelta al mundo aumentó sus ganas de conocer nuevos lugares y, desde entonces, no ha parado de hacerlo. Kandy lleva 19 años recorriendo el mundo con la única compañía de su mochila.
Sudamérica, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Australia, China, Indonesia, Nepal, India, Turquía, Emiratos Árabes, Jordania, Israel… Kandy ha paseado ya su mochila por más de 67 países. Incluso vuelve a sus lugares favoritos como a la India, que afirma haber estado más de diez veces.
“La primera vez que la visité me sobrecogió; la segunda, intenté comprenderla y, al final, -he ido allí ya 16 veces – logré entenderla y comprenderla; actualmente, la adoro”
Un libro para su nieta
Kandy es viuda y su única familia son su hijo y su nieta. Desde que comenzó sus aventuras, tomaba apuntes para dejarle a su nieta todas las recomendaciones de los sitios por los que pasaba. Y, como pensó que quizás la pequeña no entendería esas notas a mano, se animó a plasmarlas en un libro titulado ‘Abuelita mochilera‘ que se publicó en 2009. Además, Kandy tiene un blog, llamado como el libro, en el que relata sus viajes.
Kandy insiste en que no es una turista, ella es una viajera que siempre sale de casa sin billete de vuelta y se va moviendo allá donde le apetece, donde el viaje y las experiencias le lleven.
Si tuviera que recomendar un destino, se decanta por Perú. Y si le preguntas un sitio para volver, sin duda elige la India.
Kandy es un claro ejemplo de que viajar no tiene límites y es una actividad para todas las edades. De hecho, ‘la abuelita mochilera’ anima a todos los de su generación a emprender su mismo camino, a que salgan de casa y disfruten de su jubilación, sea con mochila o con maleta pequeña.
“No os resignéis a simplemente admirar una foto, no, id al lugar. Pisad esas arenas tan blancas que parece que se ha esparcido harina por la orilla del mar, adentrarse en sus aguas cristalinas y de color turquesa. Todo eso podéis hacerlo si en realidad lo queréis muy de veras. Recordad que los sueños se pueden convertir en realidad”